Tuesday, August 15, 2006

Oda a Antioquía


Nos refugiaremos aquí.
Entre quienes nos quieren muertos.
Expondremos nuestros cuerpos a la piedras.
Abriremos la boca
ante los escupitajos.
Celebraremos nuestra yagas.
Caminaremos sobre las aguas.

Aguantaremos la desdicha
de ser anormales.

¿Qué nos hace pensar
que la victoria está en el dolor?
Risas y burla constante,
mi cabeza no se pierde en los rincones
sino que busca lo alto.
Más arriba de los cielos
hay un motivo para seguir
caminando sobre arena hirviendo,
vidrios y serpientes dansantes.

Cumpliendo el deseo
de aquel que no conocemos.

Bajo tierra los ríos de color negro
nos quieren ahogar rápidamente.
Fatiga e infinitos giros en mi mente.
Caer sin pensar que perdemos
caer y volver al hogar,
tomar unas páginas amarillas
mancharlas de fe ciega.
Esparcir por los caminos
la buenanueva.

Con gritos o sin ellos,
siempre hay alguien que oye.

Si me puedo sentir miserable,
estúpido... sin motivos,
debo callar y seguir.
El diablo se apodera de mi cultura,
de mi lengua... de mis batallas.
Los muros escupen sangre y fuego.
Caen aquellos retazos
de mil años de sudor y lágrimas.
Miles de gritos... obreros y esclavos,
claman misericordia y veneno.

Caen los muros de Antioquía.
Bajo tierra la palabra de Díos.

Finalmente, todo cae
y caerán también mis dogmas.
Creeré que cada paso
era un kilómetro más lejos
de mi propia felicidad.
Creer sin observar al mundo,
sin hogueras, sin guerra.
El horizonte se divide con muros.
La paz está escrita en un libro.

Todo se pierde en lo ajeno,
y todo este tiempo,
estuvo aquí adentro.